Y ahora mi hija

El otro día os presenté a mi hijo y me parecía justo hacer lo mismo con mi hija. Ha escrito para la ocasión una bonita carta de presentación (tenéis que clickear sobre la imagen para disfrutar de ella a un tamaño que no dañe la vista). Escribe en la lengua que todos los niños traen de serie porque dice que ella, de haber vivido el glorioso dos de mayo de hace 200 años, habría mandado a tomar por culo a la Malasaña y todos los héroes anónimos que nos defendieron de los malvados franceses, que echaron a Pepe Botella y que trajeron a "El deseado" Fernando VII. Os juro que yo no sé donde ha aprendido esas maldades, que Guizmo y yo despreciamos a todo afrancesado, que jamás hemos tomado en el aperitivo champán en vez de vermut, que nunca cambiaríamos chapela por boina cool francesa, que jamás alabaríamos más el arco del triunfo que el arco de la victoria que hay en Moncloa, que nunca que le hemos hablado de las batallitas de Roland y sí de las Cid, que en agosto siempre vamos a Benidorm como todo hijo de vecino y nunca a la côte d´Azur, que para que estñen prevenidos de todo mal les hablamos de las barranquillas y no de la Banlieu, que le hemos dicho por activa y por pasiva que para romántico Larra y no Chateaubriand; y después de todo nada, que diría Jorge Manrique, se niega.
Aún así Guizmo y yo la queremos como si Mendel no nos la tuviera jurada.